Monday, July 13, 2009

LA FOTOGRAFÍA EN BLANCO Y NEGRO






La fotografía en blanco y negro tiene que ver con los sueños: nosotros soñamos en blanco y negro o, tal vez, en colores neutros; excepcionalmente lo hacemos a color. Y la memoria, como los sueños, es monocromática, no destaca los colores; si hay colores en la memoria, son resultado de un proceso mental que por algún motivo necesita la precisión cromática; recordamos la pared y decimos "era amarillo", pero nuestra memoria debe hacer un esfuerzo especial para que la veamos "amarillo". La imaginación, en su doble sentido de fantasear y crear imágenes, que en definitiva es lo mismo, también opera en la gama monocromática de los crespúsculos, en los que se activan los bastoncillos de la retina, sensibles a la luz pero no a los colores.
En el crepúsculo, los colores se desvanecen porque los conos, terminales nerviosas de la retina que registran los colores, tienen muy poca sensibilidad y no se activan. Así es nuestra imaginación, nuestra imaginería de sueños y recuerdos: de tonos crepusculares. De ahí, tal vez, el "dramatismo" de las fotografías en blanco y negro.



La fotografía a color cumple una función cierta cuando es necesario ser explicito y, por ejemplo, diferenciar un tono verde de otro rojo, que en blanco y negro se mostrarían como grises similares. Es menos dramática por ser más elocuente, informa más y, como contraparte, provoca menos. El Dramatismo de la fotografía en blanco y negro es consecuencia del suspenso que provoca su información incompleta, porque crea el conflicto de tener que concentrar la atención para percibirla en sus detalles; es más surgente, se acerca más a la poesía que al relato. La fotografía a color es hasta donde se puede suponer, una reproducción de la realidad, a diferencia de la fotografía en blanco y negro, que es una impresión. La fotografía a color es la aceptación de una imposición superficial de la realidad, la fotografía en blanco y negro es una invitación a imaginar la realidad que le dio origen. La reproducción de la realidad apunta al sentido de la vista, mientras que la impresión de la realidad apunta a la subjetividad.



La memoria visual también nos remite a una breve situación, elige un momento, congela un instante; nos trae imágenes fijas fotográficas. Y al hacer memoria podemos extenderla en el tiempo y animarlas, pero siempre la primera aproximación es la aproximación a una imagen estática.



Las fotografías a color que recogen los historiadores están más cerca de la pintura que nunca antes. El color, lejos de hacer de la fotografía una fotografía, hace de ella una pintura. En una apreciación rápida podríamos decir, que el gusto popular va por las fotografías a color, mientras que los gustos más refinados se inclinan por la fotografía en blanco y negro. Las exposiciones fotográficas en galerías y museos se sostienen principalmente en la producción en blanco y negro.



Cuando comenzó la comercialización de la fotografía a color hace más de cincuenta años, el proceso en laboratorios especializados costaba entre cinco y diez veces más que el de la fotografía en blanco y negro que revelaba artesanalmente el fotográfo de pueblo; sin embargo, la fotografía a color, por el hecho de ser más explícita, más obvia, más vistosa, concitó una mayor aceptación en los niveles relacionados con la cultura popular, alejada de los viricuetos de la vida psicológica.



En la actualidad, nuestra sociedad se deleita con la lluvia de colores y la manipulación formal que facilita la fotografía digital. El diseño nos lleva cada vez más lejos de la huella. Cabría preguntar si la desaforada búsqueda de lo nuevo en que nos estamos sumergiendo, no nos empuja a desinteresarnos y a ignorar las huellas de la historia.







Friday, July 3, 2009

VIVIANA RODRÍGUEZ


Viviana Rodríguez es una joven soprano ecuatoriana que ha triunfado en nuestro país. Entre sus ideales está ingresar al Teatro La Scala, de Italia. Se une esta joven promesa a las sopranos Astrid Achi y Beatriz Gil.